miércoles, 26 de marzo de 2008

Entrevista al cómico Ramón LSD (Líneas Sin Desperdicio)

«Me gusta incorporar teatralidad al espectáculo»

Más allá de la muy explotada guerra de sexos, el humorista vallisoletano Ramón LSD se ha atrevido a tratar un tema inédito en el mundo de los monólogos pero con gran presencia en las conversaciones de sobremesa: el cine. En el espectáculo que protagoniza en el Teatreneu (Un monólogo de cine fantástico y de terror), el joven cómico desenlaza con humor algunas de las escenas más famosas de la gran pantalla y encarna a sus personajes míticos. Es una temática que aporta nuevos aires al mundo de los chistes. Con mucha ilusión y algo de ironía, el de Valladolid espera que alguna televisión se fije en él. Mientras tanto, comparte con su público del pequeño teatro de Barcelona unas risas en directo.

- ¿Eres un nuevo descubrimiento del humor o ya tienes experiencia con los micrófonos?
- Soy licenciado en Administración y Dirección de Empresas y tengo un Master en Distribución Comercial. Como ves, lo imprescindible para dedicarme a contar chistes. Profesionalmente, trabajé en ‘El Informal’ como guionista y gané con la plantilla el premio Ondas 2001 al mejor programa de entretenimiento.
- Tu monólogo es el primero de España dedicado en exclusiva al cine. ¿Cómo se te ocurrió que las películas podían ser un buen cajón de elementos humorísticos?
- El humor tiene un gran pilar basado en componentes identificativos. Los cómicos suelen usar la guerra de sexos como materia prima para conseguir esto con el público, pero hay muchos temas que pueden hacernos sentir vinculados emocionalmente con un monólogo. Y uno de ellos es el cine. Igual que comentamos con los amigos lo buena que está Elsa Pataki, también hablamos de un montón de películas, ¿verdad?
- ¿Eres cinéfilo?
- Soy un consumidor de cine bastante comercial. No me van esos festivales especializados de, por ejemplo, cine pakistaní, donde la gente que va no entiende una mierda, pero como la crítica dice que la peli es cojonuda, sale diciendo que es la ostia.
- En el monólogo se parecían alternar momentos de parodia y de crítica hacia el cine con momentos de profundo respeto. ¿Consideras el espectáculo como un homenaje al cine o más bien como una crítica mordaz?
- Ni lo uno ni lo otro. Aprovecho el componente identificativo, que más o menos todo el mundo haya visto esas películas para hacer chistes sobre ellas.
- ¿Has visto las más de sesenta películas de las que hablas en el monólogo?
- Todas. De hecho, he visto otras ciento y pico más que no me han dado mucho pie, por ahora, para sacarles jugo.
- ¿Te asaltan los chistes y las bromas cada vez que ves alguna película?
- Lo que hago es fijarme en las escenas más famosas que puedan dar pie a una resolución cómica. Anoto la escena y los diálogos y luego me pienso el chiste.
- En el espectáculo además del monólogo interpretas a bastantes personajes. ¿Qué parte de actor crees que debe tener todo monologuista?
- Yo sólo puedo hablar por mí dado que me considero, ante todo, autodidacta. Me gusta incorporar teatralidad al espectáculo. Considero que estar todo el rato de pie tras un micro y con el mismo tono de voz, puede resultar cansino. El público disfruta más ante el dinamismo visual: ahora estoy sentado, ahora me levanto, ahora pongo una voz, ahora correteo…
- A lo largo del espectáculo, relacionas los argumentos y los personajes de las películas con hechos más cotidianos y con personajes de la vida pública. ¿Es esta conexión una forma de hacer llegar al público tanto el cine como tu humor?
- Sí, es una manera de conseguir el componente identificativo. Planteas una situación de la película y la resuelves aplicando el sentido común, un hecho cotidiano o trayendo a colación a un personaje famoso que, por sus características, viene al caso. Nunca abandonas el tema del cine, pero así la gente se siente más cercana a lo que cuentas.
- En el monólogo también haces referencia a los tópicos del género tanto de terror como de ficción. ¿A qué se debe la falta de originalidad de estos géneros?
- La causa de la falta de originalidad es que los estudios cinematográficos apenas se arriesgan y apuestan sobre lo mismo. Es decir, copiar una y otra vez aquello que ha tenido éxito. Siempre tendremos protagonistas guapos, los malos serán feos, las bombas siempre serán desactivadas en los últimos segundos y acabaremos con un final feliz que nos haga sentir emocionalmente satisfechos.
- ¿Crees que se puede hacer humor de todo?
- Como decía Woody Allen en Días de Radio, la comedia es tragedia más tiempo. Y lo que ocurre es que, a veces, no puedes hacer humor de algo porque todavía no ha pasado suficiente tiempo para dejar atrás esa tragedia y herirías sentimientos. Mauro Entrialgo ponía hace poco un buen ejemplo con los cristianos y los judíos. Decía que hoy día es sencillo hacer bromas con la masacre de los cristianos en los circos romanos pero, ¿a que no resulta tan fácil reírse del genocidio judío? ¿Por qué? Porque no ha pasado aún suficiente tiempo. Ya vas a ver cómo dentro de 100 años harán chistes hasta del 11-M.
- Además del cine, ¿con qué otras materias te defiendes bien para hacer humor?
- Como todo monologuista, con el sexo y la eterna “guerra” entre ellos y ellas. Pero cada vez intento dejarlo más a un lado y buscar otras fuentes.
- ¿En qué te basas para mejorar tus textos?
- En la respuesta del público ante los chistes. Si veo que tengo un público receptivo, animado, y en un gag no se ríen, significa que ese chiste hay que quitarlo y poner otro.
- ¿Crees que el texto puede llegar a ser definitivo algún día?
- Claro, lo cual no debe ser entendido como que va a gustar a todo el mundo. Eso es imposible. En el otro monólogo que tengo (Chicas, Risketos y apuntes pasados a limpio) apenas he tocado el texto en varios meses. Lo que no puedes es obsesionarte con el texto perfecto porque no existe. Y no existe porque el público y, por extensión, las personas, tampoco somos perfectos.
- Finalmente, ¿qué proyectos tienes de cara al futuro?
- Seguir en el Teatreneu de Barcelona, continuar haciendo bolos por España y trabajar en el guión de un tercer espectáculo que espero vea la luz en 2009. Eso, si antes una caritativa productora de TV no se apiada de mí y me ofrece un proyecto que me lance mediáticamente.

1 comentario:

Old Boy dijo...

Un monòleg de cine per part d'algú que reconeix veure aquell cine més anticinematogràfic que es pot veure.

*Amb això no vull dir que tot el cinema USA és dolent, eh! Ni molt menys! Hi ha grans superproduccions i de qualitat. Ara bé, quan fa falta acompanyar la cinta amb una bona dosi de 'palomitas', és la cosa que va bé...

Em resulta curiós aquest Ramón LSD. No sé per on agafar-lo...