miércoles, 26 de marzo de 2008

Entrevista al cómico Ramón LSD (Líneas Sin Desperdicio)

«Me gusta incorporar teatralidad al espectáculo»

Más allá de la muy explotada guerra de sexos, el humorista vallisoletano Ramón LSD se ha atrevido a tratar un tema inédito en el mundo de los monólogos pero con gran presencia en las conversaciones de sobremesa: el cine. En el espectáculo que protagoniza en el Teatreneu (Un monólogo de cine fantástico y de terror), el joven cómico desenlaza con humor algunas de las escenas más famosas de la gran pantalla y encarna a sus personajes míticos. Es una temática que aporta nuevos aires al mundo de los chistes. Con mucha ilusión y algo de ironía, el de Valladolid espera que alguna televisión se fije en él. Mientras tanto, comparte con su público del pequeño teatro de Barcelona unas risas en directo.

- ¿Eres un nuevo descubrimiento del humor o ya tienes experiencia con los micrófonos?
- Soy licenciado en Administración y Dirección de Empresas y tengo un Master en Distribución Comercial. Como ves, lo imprescindible para dedicarme a contar chistes. Profesionalmente, trabajé en ‘El Informal’ como guionista y gané con la plantilla el premio Ondas 2001 al mejor programa de entretenimiento.
- Tu monólogo es el primero de España dedicado en exclusiva al cine. ¿Cómo se te ocurrió que las películas podían ser un buen cajón de elementos humorísticos?
- El humor tiene un gran pilar basado en componentes identificativos. Los cómicos suelen usar la guerra de sexos como materia prima para conseguir esto con el público, pero hay muchos temas que pueden hacernos sentir vinculados emocionalmente con un monólogo. Y uno de ellos es el cine. Igual que comentamos con los amigos lo buena que está Elsa Pataki, también hablamos de un montón de películas, ¿verdad?
- ¿Eres cinéfilo?
- Soy un consumidor de cine bastante comercial. No me van esos festivales especializados de, por ejemplo, cine pakistaní, donde la gente que va no entiende una mierda, pero como la crítica dice que la peli es cojonuda, sale diciendo que es la ostia.
- En el monólogo se parecían alternar momentos de parodia y de crítica hacia el cine con momentos de profundo respeto. ¿Consideras el espectáculo como un homenaje al cine o más bien como una crítica mordaz?
- Ni lo uno ni lo otro. Aprovecho el componente identificativo, que más o menos todo el mundo haya visto esas películas para hacer chistes sobre ellas.
- ¿Has visto las más de sesenta películas de las que hablas en el monólogo?
- Todas. De hecho, he visto otras ciento y pico más que no me han dado mucho pie, por ahora, para sacarles jugo.
- ¿Te asaltan los chistes y las bromas cada vez que ves alguna película?
- Lo que hago es fijarme en las escenas más famosas que puedan dar pie a una resolución cómica. Anoto la escena y los diálogos y luego me pienso el chiste.
- En el espectáculo además del monólogo interpretas a bastantes personajes. ¿Qué parte de actor crees que debe tener todo monologuista?
- Yo sólo puedo hablar por mí dado que me considero, ante todo, autodidacta. Me gusta incorporar teatralidad al espectáculo. Considero que estar todo el rato de pie tras un micro y con el mismo tono de voz, puede resultar cansino. El público disfruta más ante el dinamismo visual: ahora estoy sentado, ahora me levanto, ahora pongo una voz, ahora correteo…
- A lo largo del espectáculo, relacionas los argumentos y los personajes de las películas con hechos más cotidianos y con personajes de la vida pública. ¿Es esta conexión una forma de hacer llegar al público tanto el cine como tu humor?
- Sí, es una manera de conseguir el componente identificativo. Planteas una situación de la película y la resuelves aplicando el sentido común, un hecho cotidiano o trayendo a colación a un personaje famoso que, por sus características, viene al caso. Nunca abandonas el tema del cine, pero así la gente se siente más cercana a lo que cuentas.
- En el monólogo también haces referencia a los tópicos del género tanto de terror como de ficción. ¿A qué se debe la falta de originalidad de estos géneros?
- La causa de la falta de originalidad es que los estudios cinematográficos apenas se arriesgan y apuestan sobre lo mismo. Es decir, copiar una y otra vez aquello que ha tenido éxito. Siempre tendremos protagonistas guapos, los malos serán feos, las bombas siempre serán desactivadas en los últimos segundos y acabaremos con un final feliz que nos haga sentir emocionalmente satisfechos.
- ¿Crees que se puede hacer humor de todo?
- Como decía Woody Allen en Días de Radio, la comedia es tragedia más tiempo. Y lo que ocurre es que, a veces, no puedes hacer humor de algo porque todavía no ha pasado suficiente tiempo para dejar atrás esa tragedia y herirías sentimientos. Mauro Entrialgo ponía hace poco un buen ejemplo con los cristianos y los judíos. Decía que hoy día es sencillo hacer bromas con la masacre de los cristianos en los circos romanos pero, ¿a que no resulta tan fácil reírse del genocidio judío? ¿Por qué? Porque no ha pasado aún suficiente tiempo. Ya vas a ver cómo dentro de 100 años harán chistes hasta del 11-M.
- Además del cine, ¿con qué otras materias te defiendes bien para hacer humor?
- Como todo monologuista, con el sexo y la eterna “guerra” entre ellos y ellas. Pero cada vez intento dejarlo más a un lado y buscar otras fuentes.
- ¿En qué te basas para mejorar tus textos?
- En la respuesta del público ante los chistes. Si veo que tengo un público receptivo, animado, y en un gag no se ríen, significa que ese chiste hay que quitarlo y poner otro.
- ¿Crees que el texto puede llegar a ser definitivo algún día?
- Claro, lo cual no debe ser entendido como que va a gustar a todo el mundo. Eso es imposible. En el otro monólogo que tengo (Chicas, Risketos y apuntes pasados a limpio) apenas he tocado el texto en varios meses. Lo que no puedes es obsesionarte con el texto perfecto porque no existe. Y no existe porque el público y, por extensión, las personas, tampoco somos perfectos.
- Finalmente, ¿qué proyectos tienes de cara al futuro?
- Seguir en el Teatreneu de Barcelona, continuar haciendo bolos por España y trabajar en el guión de un tercer espectáculo que espero vea la luz en 2009. Eso, si antes una caritativa productora de TV no se apiada de mí y me ofrece un proyecto que me lance mediáticamente.

Crónica sobre un monólogo de cine fantástico y de terror

Muertos vivientes con nariz de payaso

Un monólogo en el Teatreneu de Barcelona parodia las películas de terror y de ciencia ficción más taquilleras de la historia

Es la tarde del sábado 25 de marzo. En la sala mediana del Teatreneu de Barcelona, café-teatro con propuestas minoritarias situado en el bohemio barrio barcelonés de Gràcia, un ambiente íntimo de velas y música jazz prepara al público para un espectáculo de humor reflexivo y tenaz. Distribuidos desordenadamente en mesas orientadas hacia el cercano escenario de la sala, los espectadores esperan en pareja o en grupos de amigos a que empiece la función con una botella de cerveza en la mano mientras comentan sus expectativas sobre el monólogo. El cómico no es muy conocido, comentan algunos, pero en la página web en donde casi todos han reservado las entradas la puntuación que le daban otros usuarios era bastante elevada. Por ocho euros el ticket valía la pena arriesgarse y, quien sabe, si descubrir a un nuevo talento.

En el escenario, aún a oscuras, resaltan dos figuras alargadas, símbolos de todo cómico de monólogos que se precie: el micrófono y el taburete de madera. De repente, un telón negro oculta la barra de bar de la sala y la canción Je ne veux pas travailler de la orquestra Pink Martini va desapareciendo hasta diluirse entre murmullos: el espectáculo va a comenzar. Lo hace con la conocidísima banda sonora de La guerra de las galaxias, una premonición para los despistados que no conocían la temática del monólogo, centrada en el cine de terror y de ciencia ficción. Es el primer texto de España dedicado a este mundo. De una de las mesas, un chico moreno y con gafas, con los ojos pintados, de media altura, abandona a sus amigos para subir al escenario. Se llama Ramón LSD (Líneas sin Desperdicio), es de Valladolid, había sido guionista del programa televisivo ‘El informal’ y alterna su monólogo de cine con otro espectáculo en Teatreneu (Chicas, risketos y apuntes pasados a limpio) que explota la guerra de sexos. Un foco de luz y los primeros aplausos de la tarde (habrán muchos más) le dan la bienvenida. Quienes más aplauden, como no podría ser de otra manera, son sus amigos.

Sentado en su taburete como marca el protocolo, el vallisoletano empieza su discurso desgranando las particularidades de grandes sagas de terror como Sé lo que hicisteis el último verano y Tiburón, junto con sus secuelas. En un tono humorístico, Ramón LSD se enfrenta también a los grandes tópicos del género, desde la marginación encarnada en Frankenstein, pasando por los niños que dan miedo o por las típicas chicas “tontas” que en toda película terrorífica avanzan hacia la oscuridad y formulan la pregunta: “¿Hay alguien allí?”. El cómico arranca más de una carcajada. Utiliza la fórmula de encarar las tramas y las escenas de las películas al sentido común y a los personajes públicos más cercanos. “El humor tiene un gran pilar basado en componentes identificativos. Los cómicos suelen usar la guerra de sexos como materia prima para conseguir esto con el público pero hay muchos temas que pueden hacernos sentir vinculados emocionalmente con un monólogo. Y uno de ellos es el cine”, afirma.

Ramón LSD no deja de lado los viajes al futuro, las proezas de superhéroes, las historias de extraterrestres (el cómico se ceba con el pobre E.T.) y las monumentales Star Wars y El señor de los anillos. En total, habla de más de sesenta películas que, de súbito, en vez de provocar terror, hacen reír; véanse las vueltas que da la vida. Sin embargo, en todo este recorrido, Ramón demuestra no ser un narrador convencional, porque durante el espectáculo no hace más que levantarse de su taburete para transformarse en una genial niña del Exorcista, en un Gollum con problemas de identidad, en el típico niño repelente, en un Frankenstein algo parado, en un Robocop tan armado como una navaja suiza o en una desconcertante y lujuriosa duquesa de Alba. Un buen elenco de personajes del cine y de fuera de la pantalla que le permiten demostrar sus dosis interpretativas y poner el broche de oro a su actuación. «Me gusta incorporar teatralidad al espectáculo. Considero que estar todo el rato de pie tras un micro y con el mismo tono de voz, puede resultar cansino. El público disfruta más ante el dinamismo visual: ahora estoy sentado, ahora me levanto, ahora pongo una voz, ahora correteo…». Un auténtico esfuerzo que casi siempre obtiene recompensa por parte del público, pero que en contadas ocasiones se topa con un atisbo de indiferencia. Ramón LSD trabaja mejorando el espectáculo. «Lo que no puedes es obsesionarte con el texto perfecto porque no existe. Y no existe porque el público y, por extensión, las personas, tampoco somos perfectos».

Finalizado el monólogo, Ramón se coloca en la salida y con un encaje de manos agradece a los espectadores su presencia y su participación a base de carcajadas. Después monta su tenderete de camisetas negras con la frase: “Ramón LSD no hace ni puta gracia”. Innecesario impulso de autocrítica en un joven prometedor que sí hace gracia.

sábado, 22 de marzo de 2008

Ñ, suplemento cultural de Clarín

Ñ, el signo distintivo de la lengua castellana, es el nombre de la revista cultural que desde el año 2003 aparece con el diario argentino Clarín en la edición de los sábados. En la presentación del suplemento, Ricardo Kirschbaum, editor del periódico, dio las claves de la revista cultural: "Ñ apuesta a una cultura que sea expresión de fenómenos culturales con un amplio, generoso registro, sin sectarismos o capillas excluyentes”. Por lo tanto, la revista apuesta por una visión amplia de la cultura, sin barrar el paso a las expresiones más populares de ésta. La amplitud de miras de la publicación queda reflejada en los temas que aparecen en su versión electrónica, en la que, sin embargo, no se puede acceder a todos los contenidos de la versión impresa.

Los contenidos actuales de la revista están encabezados por un artículo (“Has recibido un e-mail”) sobre la relación por correspondencia entre la poeta, Premio Nobel, Gabriela Mistral, y la aristocrática Victoria Ocampo, con motivo de la publicación de un libro que recoge el intercambio de cartas, y se hace eco de sus discusiones, su amor y sus reflexiones políticas sobre, por ejemplo, el americanismo. El artículo hace referencia a todos estos elementos. Otros artículos interesantes de la publicación son la entrevista al ensayista Nicolás Casullo (“El populismo: una creación latinoamericana”), que permite abordar aspectos que escapan del ámbito cultural, como por ejemplo el auge del populismo en Argentina.

Los principales artículos de la publicación se completan con un extenso reportaje sobre la Feria de Francfort vista desde la perspectiva de los autores argentinos que han conseguido acceder a este gran expositor de la literatura (“Francfort, los libros y el mercado global”). El artículo pone de relieve la enorme presencia que tienen algunas editoriales transnacionales como Santillana, respecto al poco espacio que tiene el stand dedicado a Argentina entera. Y es que el artículo enfatiza en el papel periférico de la cultura argentina en la feria, pese a defender que se respira en el evento un fuerte interés por las nuevas culturas.

Con este pequeño tasto del suplemento cultural de Clarín, parece claro que la publicación es una apuesta firme y acertada de profundización en temáticas culturales desde un punto de vista muy amplio, sin excluir temas. Así, la revista se mueve a veces en terrenos fronterizos con la cultura, como son los movimientos sociales, la economía o la política, elementos todos que se alimentan de la cultura y que alimentan también a la cultura. Además de esto, no se olvida la mirada local, bien de Argentina o bien de la América Latina.

miércoles, 12 de marzo de 2008

L'humor representarà Espanya a Eurovisió


Difícilment Rodolfo Chikilicuatre igualarà aquest any Massiel i Salomé en el festival d’Eurovisió que se celebrarà el 24 de maig a Belgrat si la inestabilitat política de la zona no ho impedeix. El personatge de moda inventat per la indústria Buenafuente, que és interpretat per l’actor David Fernández i que es va fer famós per donar vida al poc agraciat Gilipollas, amb una forma de caminar que ha estat repetidament imitada, sortirà a l’escenari dintre de dos mesos i mig per defensar una cançó indefensable, 'Baila el Chikilicuatre'. El tema, que fins aquest dissabte contradeia les normes del festival europeu de música perquè contenia al·lusions polítiques poc elegants (al líder del PP Mariano Rajoy, al president Zapatero i al president de Venezuela Hugo Chávez) i tenia una durada massa breu, no és més que una col·lecció de referències frikies molt populars orquestrades des del programa de Buenafuente, que s’emet a la cadena privada La Sexta.

Amb un humor que per fi ha aconseguit traspassar el llindar del, sembla ser, poc exportable humor català, el programa de Buenafuente ha donat llum a grans personatges que no han trigat a traspassar el límit de la caixa tonta. Un exemple és, sense dubte, el del Gilipollas. Tot i això, molt més important ha estat el fenomen del Neng de Castefa, amb unes expressions, una manera de ballar i una vestimenta que han derivat, fins i tot, en una colla de productes de merchandising no massa afortunats.


L’èxit de Chikilicuatre és un exemple més de com l’humor de masses proposat per Buenafuente connecta amb l’audiència i crea modes i tendències que es reprodueixen pel carrer en forma d’imitacions, fet que segurament deu ser el somni de tot humorista o guionista. Chikilicuatre es va presentar al programa Salvemos Eurovisión per connectar amb el públic més jove, sense oblidar tampoc les generacions més avançades. Així, David Fernández combina el tupè d’Elvis Presley amb una armilla daurada que evoca a la cultura més pop dels 80, amb unes grans ulleres de sol i amb una guitarra de joguina. La seva cançó, a més, fa referència al break dance, a Michael Jackson, a King África (al crit de Bailarrr bailarrrrr) i a Robocob, més enllà de les al·lusions sexuals i del ritme general de la cançó, que recorda al Reggaeton. Amb tots aquests ingredients, el 56% del públic de Salvemos Eurovisión va escollir dissabte passat a Chikilicuatre perquè realci el festival d’Eurovisió. La segona classificada va ser Coral, amb un 14%. Les diferències són clares i el públic mana, o sigui que Chikilicuatre haurà de fer les maletes cap a Belgrat. Com a mínim riurem. Qui sap si Chikilicuatre aconseguirà que es regenerin la il·lusió i les expectatives que va provocar fa anys la cantant Rosa López.

Hi ha qui ha posat el crit al cel i ha dit que Espanya farà molt mal paper al festival. És trist de dir, però és improvable que Chikilicuatre desentoni en un concurs musical que camina a passos agegantats cap a l’orterisme absolut (els candidats d’Espanya l’any passat van ser els D’Nash amb ‘I love you mi vida’, una joia, com demostra la profunditat del títol). Eurovisió sembla, cada vegada més, un projecte per fomentar l’antieuropeisme o per destruir la música. Salvem-nos d’Eurovisió.


lunes, 10 de marzo de 2008

El blogger de Palafrugell amb barretina



“Com que hi ha tanta grip, han hagut de clausurar la Universitat. D’ençà d’aquest fet, el meu germà i jo vivim a casa, a Palafrugell, amb la família. Som dos estudiants desvagats. El meu germà, que és un gran afeccionat a jugar a futbol –malgrat haver-s’hi ja trencat un braç i una cama–, el veig purament a les hores de repàs. Ell fa la seva vida. Jo vaig tirant. No enyoro pas Barcelona i menys la Universitat. La vida de poble, amb els amics que hi tinc, m’agrada”.

L’escriptor català Josep Pla (1897-1981) començava amb aquest comentari el dietari que, revisat en anys posteriors per un Pla madur, portaria per títol El Quadern gris, obra que s’ha erigit com un dels baluards de la literatura catalana i com la millor creació de l’escriptor català. El primer comentari del llibre data del 8 de març de 1918 i recorre tot aquest any del període d’entreguerres així com el 1919. Dissabte es van complir noranta anys des que Pla encetés aquest ambiciós i treballat projecte quan només comptava 21 anys. Josep Pla va sorprendre la literatura del moment per la vivacitat i visualitat dels seus adjectius, precisos i propis dels cinc sentits, i per la importància de la descripció, sempre selectiva, que fins i tot arribava a ofegar l’acció. L’escriptor torna a sorprendre la literatura, tot i ser mort, amb una iniciativa impulsada per la fundació Xarxa de Mots i la Fundació Josep Pla que rejoveneix i revoluciona de nou la seva figura. I és que els joves d’avui dia no acostumen a fer dietaris. Els diaris personals pertanyen al passat, i els blocs penjats per Internet semblen haver-ne pres el relleu. Per aquesta raó, El Quadern gris de Pla arriba a la Xarxa en forma de dietari, en el format habitual dels blocs (BloQG). Com faria un usuari qualsevol, el difunt Pla penja cada dia els comentaris i anotacions de la seva obra. A més, seguint l’estructura típica dels blocs, la pàgina web d’El Quadern gris compta amb imatges, un apartat d’enllaços, la possibilitat de fer comentaris a les diferents entrades de Pla i un seguit d’etiquetes que cataloguen els textos del bloc en funció de les grans temàtiques que va tractar Pla en la seva obra, com per exemple la descripció de paisatges, els retrats, els autorretrats, les reflexions literàries, la transició del món rural a l’urbà...

Josep Pla es caracteritza, com es desprèn precisament d’El Quadern gris, per “estripar papers” i experimentar amb el seu estil literari. La iniciativa per impulsar aquest bloc sembla hereva d’aquesta actitud inconformista i perfeccionista de l’escriptor de Palafrugell. Tot un precedent per a la literatura. Una obra tan ben valorada, tan literàriament perfecta, però d’un escriptor tan temut per la majoria d’estudiants i de joves lectors, potser per l’enorme presència de les descripcions o per la controvertida vida política de l’escriptor, propera al feixisme; fa ara un petit pas per Josep Pla, però un gran pas per la literatura catalana. Davant la crisi crònica dels llibres catalans, cal apostar per les grans estrelles, pels grans clàssics, i transformar-los als nous temps, adequar-los a les noves tendències i formes d’expressió. Josep Pla obre un camí esperançador per a la difusió de la nostra rica tradició literària.

domingo, 9 de marzo de 2008

Cantando bajo la sangre



Sweeney Todd parece una película onírica, con esa estética mágica, oscura y grotesca que tanto caracteriza a creaciones de Tim Burton como Big Fish, Pesadillas antes de Navidad o su sucesora, La novia cadáver. Basada en el musical con el mismo nombre, de Stephen Sondheim, Sweeney Todd presenta a un espléndido Johnny Deep, a quien se le descubren grandes dotes musicales, que guarda las tijeras de Eduardo Manostijeras y la brújula desorientada de la soporífera saga de Piratas del Caribe para hacerse con unas afiladas navajas de afeitar para interpretar al sanguinario barbero Sweeney Todd, quien llega a su antigua barbería para vengarse del juez Turpin, quien le alejó de su mujer con acusaciones falsas para quedarse con ella. Para llevar a cabo sus oscuros propósitos, el barbero cuenta con la inestimable ayuda de la dueña del local de empanadas que se encuentra bajo su barbería, interpretada por una cantarina y muy encontrada Helena Bonham Carter, que hallará la manera de que Todd logre sus propósitos y de que ella recupere de una forma muy escabrosa la prosperidad de su enmohecido negocio. Todo esto pasa en un Londres oscuro, insalubre y corrupto que evoca a una visión pesimista de la época victoriana.

Más allá del marco sanguinario en el que transcurre la película, esta nueva producción de Tim Burton tiene sitio para las historias de amor, que se tornan macabras dado el ambiente de muerte y hedor de toda la película, o excesivamente inocentes en un mundo tan corrupto como el que se presenta en Sweeney Todd. Si el amor es desconcertante en una película tan terrorífica, aún lo es mucho más la presencia constante de la música, que aparece en España en versión original y subtitulada. Puede que las canciones no lleguen a resultar carismáticas y que incluso sea difícil separarlas por temas, pero la música aporta una frescura, una originalidad y una capacidad de sorpresa nada desechable. Además, roban credibilidad a la cinta, como parece que pretende Tim Burton a juzgar por lo caricaturescos que son los personajes y los escenarios de la película. Al acabar la cinta, con buenos giros argumentales finales y con justicia dramática, uno tiene la sensación de haber estado soñando. Y los sueños, sueños son. Poco entienden de lógica, y por eso ponen música a escenas de muerte y fatalidad.

Sweeney Todd es una película atrevida, nada convencional y muy recomendable, sobre todo si se ve con la mejor compañía del mundo y con un vaso de chocolate caliente en vez de Coca-Cola.


lunes, 3 de marzo de 2008

Arte obsesivo para una vida atormentada

El arte, tan accesible, tan homogéneo, se vuelve exótico y apasionante en sus recovecos más oscuros. Es en los rincones donde el arte aún tiene magia y capacidad de sorprender. El destartalado apartamento del North Side de Chicago en que vivía Henry Darger es sin duda uno de estos rincones mágicos en que el arte crece como en una caja de resonancia y se confunde con la vida de su creador. Arte como experiencia vital, como si fuera un dolor de barriga con vómito incorporado. O como la sensación de enamoramiento, que parece más romántico. Como marca el tópico, la mente del creador del que hablamos tenía que ser obsesiva y atormentada, y su obra, un estrambótico testimonio de ello.

Henry Darger era un pobre solitario que gastaba su vida visitando la iglesia cinco veces al día y removiendo entre la basura. También era conocido porque solamente hablaba de los partes meteorológicos. Era un tipo raro, sin duda, pero nadie podía imaginar que esa rareza era tal que en el futuro se confundiría con la genialidad. Nadie lo habría podido imaginar nunca si, en abril de 1973, cuando falleció, su casero, Nathan Lerner, no hubiera descubierto la vasta creación del difunto al entrar en el piso por primera vez desde que Darger lo había ocupado cuarenta años atrás. El apartamento estaba lleno de recortes de periódicos, revistas y cómics, síntoma del gusto por el detalle del artista. La basura acumulada completaba un ambiente obsesivo y enfermizo. Para rematar, Darger guardaba grandes acuarelas pintadas por él que presentaban a niñas desnudas con alas de mariposa que eran perseguidas por soldados armados. Además, Nathan Lerner encontró un libro, The book of weather reports, que recogía los partes meteorológicos de Chicago de diez años, acompañados de comentarios negativos hacia el hombre del tiempo. Esta obsesión por el tiempo nació, según parece, por un trauma que sufrió en la infancia, cuando asistió a la destrucción de todo un pueblo, Countrybrown, por un tornado. Y es que, la obra de este genio atormentado está íntimamente ligada con la infancia y con sus experiencias familiares e infantiles. Por ejemplo, Darger rechazó tener relaciones sexuales por pánico a que su acompañante fuera una hermana que su familia dio en adopción justo después de su nacimiento. La obsesión por el mundo de los niños también puede ser debida a una historia que el artista leyó en el periódico sobre una niña de cinco años que fue estrangulada en Chicago.

Más allá de estas muestras, por las que a muchos de nosotros nos encerrarían en un manicomio o nos proclamarían artistas contemporáneos, Lerner encontró una obra maestra, si más no por su tamaño. Era un libro de 15.415 páginas acompañado de ilustraciones, que llevaba por título The story of the Vivians girls, in what is known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinian War Storm, caused by the Child Slave Rebellion. El extenso libro explica de forma épica la historia de siete niñas princesas de un reino cristiano ubicado en un planeta cercano a la Tierra que luchan contra unos soldados de edad más avanzada que las quieren esclavizar. Los dibujos que ilustra el vídeo pertenecen al arte naíf, caracterizado por su ingenuidad y su antinaturalismo. En ellos aparecen niñas con las vísceras descubiertas o con alas de mariposa, o mapas con todo lujo de detalles.

Con un pincel que es sumamente vital, Darger es un ejemplo (muy, muy exagerado) de la unión del artista con su obra. También es un exponente claro del arte marginal, puesto que el autor encuentra sus formas de expresión de manera intrínseca. Sus referentes no son comunes, y se alejan de los parámetros culturales establecidos y mucho más de la industria cultural. El autor encuentra el arte en sí mismo, en sus cavilaciones, en sus obsesiones vitales y en su locura. Ahí radica su originalidad. Su arte es puro. Es una extensión de su vida y su trayectoria.

Els senyors de la cultura


“Els crítics de Barcelona han fet capelleta”, denuncia Isabel-Clara Simó en referència a “una colla de set o vuit crítics literaris que, amb un metre sota el braç i al voltant d’una única editorial, determinen els valors literaris actuals”. I és clar, a parer de Simó, aquest grupet “no és lliure”. L’escriptora d’Alcoi basa la seva denúncia en “l’escassa argumentació” dels crítics a l’hora de bastir les seves ressenyes. Així mateix, critica el fet que pertànyer a la colla adient pot reportar bones o males crítiques. “Ells decideixen què és bo o dolent en funció de si ets de la colla o no”, conclou Simó.


Segons afirma l’escriptora Isabel-Clara Simó, el col·lectiu dels crítics literaris que, d’acord amb uns paràmetres sovint sense fonaments ni argumentacions, estableixen els valors literaris actuals i discerneixen el que és bona literatura del que és mala literatura, constitueixen una mena de màfia cultural i afavoreixen els “seus” escriptors segons si pertanyen o no a la seva colla. L’escriptora basa la seva acusació en el fet que els crítics no aportin argumentacions sòlides quan jutgen una determinada obra.

Isabel-Clara Simó està encertada quan parla de l’escassa argumentació dels crítics, i segurament té raons per afirmar que els crítics construeixen els valors literaris d’acord amb criteris que sorgeixen de factors extraliteraris (la pertinença a un grup d’escriptors, la fidelitat a una determinada editorial, etcètera). Contra la creença que els crítics són uns intermediaris entre la creació literària i el públic que donen claus per definir el que s’ha d’incloure dintre del “bon gust”, segons Isabel-Clara Simó, els criteris que aquests fan servir no només no poden ésser considerats com poc rigorosos i allunyats del sentir popular, sinó que a més són corruptes.

Efectivament, les crítiques que apareixen als mitjans no són pas innocents, i les principals directrius de ben segur que les marca la indústria cultural. També és evident que els crítics de vegades actuen com si formessin part d’un món a part, sovint incomprensible. De tota manera, m’agradaria pensar, i fins i tot posaria la mà al foc, que, acceptant un seguit de limitacions, tenen la professionalitat suficient com per a ser més fidels al seu públic que no pas a altres agents.

Un altre debat hauria de posar èmfasi en el tipus de literatura que els crítics promouen amb les seves opinions. I és que, sense cap dubte, intenten crear models, homogeneïtzar, i construir tot un seguit de tòpics, de llocs comuns i de paràmetres que passen a formar part de la llista de coses del bon fer. Aquesta tendència acaba per construir un tipus de gust literari uniforme que sovint opta per allò que està allunyat del gust real de la població i que cau sempre en els mateixos esquemes, que o bé pequen de exageradament comercials i populars, o d’exageradament hermètics i encriptats.

Sovint penso que sense els crítics hi hauria menys tabús i tindríem molta més llibertat a l’hora d’escollir el que volem llegir, sense tenir la sensació que el que tenim entre les mans és una vergonya perquè els creadors de l’opinió literària així ho han dictat.