Sincero a contracorriente

En televisión triunfa lo borde como filosofía de vida. Primo hermano del famoso doctor House por sus comentarios sarcásticos, su falta de convencionalismos y por la poca sensibilidad hacia el género humano, el director publicitario Risto Mejide (1975, Barcelona) es ya uno de los personajes más famosos de Operación Triunfo, más estrella incluso que los concursantes, lo cual dice poco del carisma de la mayoría de ellos. Con sus críticas punzantes y desgarradoras, sin compasión, Risto ya era consciente de que no iba a caer bien a todo el mundo como miembro más “antipático” del jurado del exitoso concurso televisivo. Pero eso también entra en su filosofía de vida. “Es importante en la vida y en las marcas saber a quién quieres caer mal: porque caer bien a todo el mundo es imposible, no lo consiguió ni Jesucristo ni el resto de los mortales”, decía en una entrevista para el Diario de Navarra.

Más allá de las valoraciones sobre su persona, Risto es un experto comunicador. Con sus valoraciones de los concursantes, que no duran mucho más de un minuto cada una, el publicista es capaz de ordenar su opinión entorno a una idea punzante y difícil de olvidar que llena ya la colección de vídeos de Youtube. Cualquier seguidor de Operación Triunfo recordará el uso efectivo que Risto Mejide hace de las metáforas y las hipérboles. Imágenes como la tabla de planchar, el consolador (perfecto en la ejecución, frío en los sentimientos) o el chico anuncio (porque cuando él canta en OT la gente aprovecha para ir al servicio) le han servido a Risto para quitarle el brillo a las estrellas de Operación Triunfo y dejarlas desnudas ante sus fracasos, sus complejos, sus miedos y sus puntos débiles. Como dice el mismo publicista, como jurado, trata de inyectar dosis de realidad a los concursantes. Atenta, así, con la idea casposa y ñoña del “esto es un sueño” o “la música es mi vida” de las primeras ediciones del concurso. Así, Risto Mejide ha triunfado por el uso elocuente y admirable de la palabra y del discurso retórico, pero también por su mordacidad y por decir aquello políticamente incorrecto, aquello que nadie se habría atrevido a decir en antena pero que la mayoría de televidentes piensan en sus casas, impotentes por tener que expresar su opinión únicamente a través de incómodos y poco influyentes mensajes SMS. Cada vez más, Risto se erige como un crítico defensor del televidente y de unas mínimas cuotas de calidad y sinceridad. Es borde, sí, pero es sincero y no sonríe ante las cámaras. Eso lo hace diferente. Un producto diferente, como él mismo dice a algunos de los concursantes que destacan.

Colaborador en Onda Cero y en el diario ADN, director de la agencia de publicidad Aftershare.tv y antiguo director creativo de importantes empresas españolas, Risto acaba de sacar su primer libro, El pensamiento negativo, una obra entre divulgativa, filosófica y de auto-ayuda que promete llegar al podio el próximo día de Sant Jordi. En su libro, Risto defiende el fracaso como esencia de la vida y del desarrollo de la persona, la innecesidad de caer bien a todo el mundo, el conveniente impulso para tratar de ser distinto, etcétera. En definitiva, Risto, con su peculiar filosofía de vida, es un hombre moderno, sin miramientos, crítico y experto en destacar nadando a contracorriente. Lo hace cada martes frente un público popero y con síndrome de quinceañera de 1.600 personas que no duda en abuchearle.