sábado, 23 de febrero de 2008

El arte de la sencillez

Con un 60% de los votos, Juno, del director Jason Reitman, ha sido vuestra candidata preferida para llevarse el Oscar a mejor película este año 2008. La producción es la clásica sorpresa que, con un toque encantador de sencillez y con un presupuesto escaso (7,5 millones de dólares) pero muy bien invertido, logra revolucionar la crítica y la taquilla. El fenómeno es parecido al de Billy Elliot.

No obstante, las líneas argumentales son muy distintas. La acción se inicia con un hecho de lo más sencillo y cotidiano, tan cotidiano que en pocas ocasiones ha sido utilizado en el género cinematográfico (es más propia de series juveniles o de sobremesa): una chica de sólo 16 años, Juno (Ellen Page) queda embarazada después de mantener relaciones con un compañero de clase. El atractivo de la película es la forma en que riza el rizo y cómo nos adentra en la mente compleja de la muchacha protagonista, que, curiosamente, es quien acepta con más firmeza su nueva situación y quien se comporta con más madurez en toda la película. La decisión que toma la protagonista es dar en adopción a su criatura a una pareja que conoce a través de la prensa. Antes de hacer la entrega, durante el periodo de embarazo, Juno se propone conocer a la pareja elegida para mantenerla al día de la evolución de la criatura. La entrada en escena de esta pareja (Jason Bateman y Jennifer Garner) aporta nuevos aires a la película, y nos topamos de pleno con la inmadurez y egoísmo por un lado y con el instinto maternal por el otro.

El argumento en sí no va mucho más allá de esto. El toque original de la película no se encuentra en el qué ni en su estructura. Hay pocos giros argumentales, y casi todo lo narrado es tan creíble que parece no entrar nunca en el terreno de la anormalidad que a veces tanto agradece el arte. La gracia de la cinta es en la forma de contarlo y en la construcción del personaje protagonista, verdaderamente interesante, que rompe bastantes tópicos sobre la juventud, demostrando en todo momento mucha inteligencia, incluso más de la conveniente.

En resumidas cuentas, la sencillez es la batuta de la película, y se deja ver tanto en el argumento como en el presupuesto. Pese a tener gracia en ciertos momentos, nunca llega a sorprender, si bien es cierto que plantea una fórmula de comedia nada explícita ni escatológica, cosa que de vez en cuando es de agradecer.

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